15 octubre, 2009

Un día como hoy

De 1953, una bomba atómica a escala real denominada "Tótem 1" fue detonada en Emu Junction, en el desierto de Australia Meridional. Fue la primera prueba británica de armas nucleares que se realizó en el continente australiano.

Cincuenta años atrás, los cielos del desierto de Australia Meridional se llenaron de "bruma negra"; una densa nube de lluvia radiactiva provocada por Tótem 1. Los anangu (aborígenes) de todo el norte del estado sufrieron el impacto de esta densa nube, aunque nunca fueron advertidos de este peligro. "Nadie dio una advertencia, nadie en absoluto". "El humo nos atrapó justo aquí, se nos vino encima". Eileen Kampakuta Brown cuenta: "Tratamos de abrir los ojos por la mañana, pero no pudimos... teníamos los ojos irritados, enrojecidos, cerrados".

Entre 1953 y 1963, el gobierno británico, apoyado por el gobierno australiano, llevó a cabo 12 pruebas de armas nucleares a escala real y una serie de "pruebas menores" (pruebas subcríticas sin explosión nuclear) en el desierto de Australia Meridional. Dos de las pruebas de armas se realizaron en Emu Field (1953), las otras en el emplazamiento de pruebas en Maralinga, Australia Meridional. Antes de que se realicen las pruebas en el continente australiano, el 3 de octubre de 1952, se llevó a cabo una prueba, denominada "Hurricane" en un barco cerca de las Islas Monte Bello (en la costa noroeste de Australia).

A pesar de las condiciones meteorológicas desfavorables, Tótem 1 fue detonada el 15 de octubre de 1953. La lluvia radiactiva se esparció mucho más allá del campo de prueba (hasta 250 kilómetros) y todavía era visible 24 horas después de la explosión. La lluvia radiactiva proveniente de la explosión de Tótem 1, bomba de 10 kilotones, comparable a los 15 kilotones de Hiroshima, provocó un elevado aumento de las enfermedades y los defectos genéticos de nacimiento relacionados con la radiación en las comunidades de todo el interior de Australia.

"Todos resultaron afectados", afirman las Kupa Piti Kungka Tjuta, mujeres aborígenes mayores de Coober Pedy. Muchas mujeres, representantes de las comunidades de Yankunytjatjara, Antikarinya y Kokatha, son sobrevivientes del programa de pruebas nucleares. "Todas nosotras vivíamos cuando el gobierno utilizó el país como un campo de bombardeo", afirma Eileen Wani Wingfield, "Éramos gente sin enfermedad. No existe un solo niño sano hoy en día".

Los testimonios de las Kungka Tjuta y de otros aborígenes no fueron contemplados por la Comisión Real establecida en 1984 para investigar el programa de pruebas atómicas en Australia Meridional. Las comunidades aborígenes no fueron advertidas del peligro cincuenta años atrás y continúan siendo ignoradas por la Comisión Real; no hubo disculpas ni indemnización para los anangu, cuyas vidas quedaron devastadas por las bombas nucleares detonadas en su país.

Cincuenta años después, esta exclusión y devastación continúa con los planes del gobierno federal de construir un vertedero nacional en el extremo norte de Australia Meridional. Las Kungka Tjuta estuvieron realizando campañas contra la propuesta del vertedero durante los últimos seis años, "El gobierno pensaba que sabía qué estaba haciendo entonces. Hoy, nuevamente vienen y nos dicen: 'no va a suceder nada, nada va a matarlos'. Sabemos que el veneno del repositorio de desechos radioactivos se filtrará bajo tierra y contaminará el agua. Y nos preocupan nuestros hijos".

Las Kungka Tjuta le están ofreciendo generosamente a la comunidad australiana una oportunidad de aprender del dolor y la pérdida del pasado, para evitar que el mismo irati (veneno) perturbe el futuro.

Se hicieron públicas 25.000 postales en todo el país para conmemorar la trágica detonación de Tótem 1. Además, se realizaron en todo el país actividades comunitarios y vigilias en silencio.