
De 1918, se declara por primera vez la independencia de Estonia, república báltica situada en el noreste de Europa que limita al sur con Letonia, al este con Rusia, al norte con el golfo de Finlandia y al oeste con el mar Báltico.
Estonia ha sido poblada por la rama estonia del grupo finougrio desde la prehistoria. Este poblamiento se produce tras el deshielo de la última era glacial hace aproximadamente 13.000 años. El asentamiento más antiguo del que se tiene constancia es el asentamiento de Pulli, en la ribera del río Pärnu, cerca de la actual ciudad de Sindi, en la Estonia meridional. La cultura de Kunda pertenece al período mesolítico y se extiende además por el norte de Letonia y el sur de Finlandia.
El final de la Edad de Bronce y el comienzo de la Edad de Hierro supuso la aparición de la agricultura, que ha seguido constituyendo la base de la economía y de la cultura en Estonia. Las influencias culturales del Imperio romano también llegaron en este periodo, que es conocido como la edad de hierro romana.
A principios del siglo XIII, Estonia estaba dividida en ocho grandes condados - Saaremaa, Läänemaa, Rävala, Harju, Viru, Järva, Sakala, Ugandi y otros condados más pequeños. Mediante una reunión de representantes de varios condados se estableció un Estado en el que se profesaba una religión pagana centrada en la deidad Tharapita. En el transcurso de ese siglo, alemanes y daneses colocaron el país bajo su influencia. La orden militar de los Hermanos Livonios de la Espada conquistó el sur de Estonia introduciendo el cristianismo. En 1227 Dinamarca tomó posesión del norte, que conservaría hasta 1346. Los mercaderes de la Liga Hanseática monopolizaron el tráfico de los puertos estonios. Después del tratado de Marienburg (1347), Estonia es comprada por 19.000 marcos de plata por los caballeros teutones. En 1343, la población del norte y de la isla de Saaremaa se levantó contra los alemanes en "El alzamiento de la noche de San Jorge", que fue reprimida y el "rey" rebelde de Saaremaa, Vesse, fue ahorcado en 1344. Después se sucederían intentos de invasión por parte rusa en 1481 y 1558.
La Orden Teutónica, al abrazar en 1524 la Reforma protestante, introduce en Estonia el Luteranismo. El país quedará en poder de los caballeros teutónicos, si bien formalmente pertenece al Gran Ducado de Lituania hasta 1561, año en que Suecia se adueña del país, aunque respetando la existencia de los terratenientes feudales germánicos.
Tras la Gran Guerra del Norte (1700-1721), el imperio sueco perdió Estonia, que pasó a manos rusas en 1710 de facto, y en 1721 mediante el tratado de Nystad. Y aunque inicialmente los derechos de los campesinos se vieron debilitados, la servidumbre fue abolida en el año 1816 en la provincia de Estonia y en 1818 en la de Livonia.
En 1904 los nacionalistas estonios tomaron el control de Tallin, desplazando a los gobernantes báltico-germanos. Tras la caída del zarismo, en febrero de 1917, una manifestación de 40.000 estonios en Petrogrado forzó al Gobierno Provisional a otorgarles la autonomía. En noviembre de 1917, en la elección de una Asamblea Constituyente, los bolcheviques estonios sólo obtuvieron el 35,5% de los votos, por lo que procedieron a tomar el poder por la fuerza. El 24 de febrero de 1918 Estonia declaró su independencia de la Unión Soviética e instaló un gobierno provisional, pero los alemanes ocuparon Tallin y el gobierno estonio fue obligado a exiliarse.
Tras la derrota de Alemania en la Primera Guerra Mundial, comenzó la Guerra de Independencia de Estonia y no volverán a declarar su independencia hasta el 20 de agosto de 1991 ante la Unión Soviética.